Muchos de nosotros interactuamos con Internet utilizando un sistema
de información muy popular, conocido como la web. Y eso hace que
normalmente se confunda Internet con la web, y un poquito más cerca
aún, que se confunda la web con Facebook, YouTube y Twitter.Tambien hay casos en los cuales los
usuarios de Microsoft han estado acostumbrados históricamente al
"Internet Explorer", confundiendo así una red con un
navegador.
Estrictamente
hablando, Internet es un sistema abierto que lleva paquetes IP desde
una dirección IP de origen a una dirección IP de destino1.
¿Qué es lo que hace Internet, entonces? Mueve paquetes entre redes,
bajo el principio del mejor esfuerzo y a través de la ruta menos
costosa, empleando protocolos aceptados por todas las redes.
Internet,
sin embargo, es también un espacio donde se producen intercambios
sociales, económicos y políticos. Y, para agregar complejidad a la
cuestión, estos intercambios parecen no conocer fronteras,
desdibujando las nociones clásicas respecto de la soberanía de los
países. Entonces, muchas veces la impresión que se tiene de
Internet es que es un sistema etéreo, inmaterial, donde la
información circula libremente de un punto del planeta a otro, y
donde las limitaciones que nos vendría a imponer el mundo físico
están finalmente saldadas. Ahora existe un "mundo virtual"
donde podemos saltearnos todos los problemas del "mundo real".
Así, cómo funciona Internet pasa a un segundo plano, volviéndose
una cuestión indistinguible de la magia.
Para
que esos paquetes circulen de un punto al otro es necesario que
exista una infraestructura física mínima destinada a ese fin (y
esto implica que alguien, normalmente una corporación, carga con los
costos de instalar esa infraestructura, es decir, de poner los
cables), que esos paquetes se trasladen entre las redes de manera
consistente, que las redes adhieran a los protocolos para mover
paquetes, y que haya un consenso mínimo sobre esos protocolos. Esto
implica consensos -o más bien, coerciones- en las tenebrosas cloacas
del "mundo real". Eso es lo que conocemos como la
"gobernanza de Internet". Por
cierto, se torna bastante
más compleja, porque quienes transportan paquetes
entre las redes -en definitiva, los dueños de los cables- son
corporaciones privadas con una enorme concentración que, en la mayor
parte de los casos, ni siquiera tienen escritos los acuerdos con los
cuales definen la forma en que mueven el tráfico de Internet. De igual manera hay entidades no gubernamentales
encargadas de la gestión de recursos críticos en Internet:
1.
ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y
Números (en inglés: Internet Corporation for Assigned Names and
Numbers; ICANN).
2.
Estándares y protocolos: IAB (Interactive Advertising Bureau), IETF
(Internet Engineering Task Force)/IESG (Internet Engineering
Steering Group)
3.
IANA (Internet Assigned Numbers Authority)
4.
RIRs (Regional Internet Registry, o registro regional de Internet,
divididos según regiones: LACNIC para América Latina, AFRINIC para
África, APNIC para Asia-Pacífico, RIPE NCC para Europa)
5.
Verisign (corporación privada que opera dos de los trece servidores
raíz).
Y
una sexta entidad, esta sí gubernamental y de los Estados Unidos, la
NTIA (National Telecommunications and Information Administration).
Esta entidad está encargada de la gestión de algunos recursos
bastante importantes, como la coordinación del sistema de nombres de
dominio, entre otras funciones.
Cada
uno de estos organismos cumple una función (con menor o mayor grado
de acierto) dentro de la gestión de los recursos de Internet.
El
gobierno [de Internet] debe estructurarse de modo tal que el poder
esté dividido, no concentrado; que se construyan tensiones por
oposición de intereses garantizando que no resultará sencillo para
ningún actor hacerse de una cuota de poder mayor a la que le
corresponde.
Las
estructuras de gobierno de la Internet deben estar sujetas a
supervisión y revisión; deben estar abiertas a todos los que se
sientan afectados por las cuestiones objeto de gobierno. Deben
construirse sobre la comunidad universal de usuarios de la Internet.
Y, por supuesto, deben ser responsables ante esa comunidad sin que
haya más de un nivel de representación entre los miembros de la
comunidad y las personas a quienes se han confiado los poderes de
gobierno."
Lo
fundamental, en todo caso, es reconocer que ahí donde pareciera "no
haber regulación" en realidad hay regulaciones ocurriendo por
imperio de la fuerza, muchas veces alejadas de cualquier tipo de
control o supervisión pública. El primer paso para revertir esta
situación es reconocer las estructuras de poder que operan detrás
de "los hilos invisibles" de Internet.
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