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sábado, 1 de agosto de 2015

reflexion 1

Muchos de nosotros interactuamos con Internet utilizando un sistema de información muy popular, conocido como la web. Y eso hace que normalmente se confunda Internet con la web, y un poquito más cerca aún, que se confunda la web con Facebook, YouTube y Twitter.Tambien hay casos en los cuales los usuarios de Microsoft han estado acostumbrados históricamente al "Internet Explorer", confundiendo así una red con un navegador.
Estrictamente hablando, Internet es un sistema abierto que lleva paquetes IP desde una dirección IP de origen a una dirección IP de destino1. ¿Qué es lo que hace Internet, entonces? Mueve paquetes entre redes, bajo el principio del mejor esfuerzo y a través de la ruta menos costosa, empleando protocolos aceptados por todas las redes.
Internet, sin embargo, es también un espacio donde se producen intercambios sociales, económicos y políticos. Y, para agregar complejidad a la cuestión, estos intercambios parecen no conocer fronteras, desdibujando las nociones clásicas respecto de la soberanía de los países. Entonces, muchas veces la impresión que se tiene de Internet es que es un sistema etéreo, inmaterial, donde la información circula libremente de un punto del planeta a otro, y donde las limitaciones que nos vendría a imponer el mundo físico están finalmente saldadas. Ahora existe un "mundo virtual" donde podemos saltearnos todos los problemas del "mundo real". Así, cómo funciona Internet pasa a un segundo plano, volviéndose una cuestión indistinguible de la magia.
Para que esos paquetes circulen de un punto al otro es necesario que exista una infraestructura física mínima destinada a ese fin (y esto implica que alguien, normalmente una corporación, carga con los costos de instalar esa infraestructura, es decir, de poner los cables), que esos paquetes se trasladen entre las redes de manera consistente, que las redes adhieran a los protocolos para mover paquetes, y que haya un consenso mínimo sobre esos protocolos. Esto implica consensos -o más bien, coerciones- en las tenebrosas cloacas del "mundo real". Eso es lo que conocemos como la "gobernanza de Internet".  Por cierto, se torna bastante más compleja, porque quienes transportan paquetes entre las redes -en definitiva, los dueños de los cables- son corporaciones privadas con una enorme concentración que, en la mayor parte de los casos, ni siquiera tienen escritos los acuerdos con los cuales definen la forma en que mueven el tráfico de Internet. De igual manera hay entidades no gubernamentales encargadas de la gestión de recursos críticos en Internet:
1. ICANN (Corporación de Internet para la Asignación de Nombres y Números (en inglés: Internet Corporation for Assigned Names and Numbers; ICANN).
2. Estándares y protocolos: IAB (Interactive Advertising Bureau), IETF (Internet Engineering Task Force)/IESG (Internet Engineering Steering Group)
3. IANA (Internet Assigned Numbers Authority)
4. RIRs (Regional Internet Registry, o registro regional de Internet, divididos según regiones: LACNIC para América Latina, AFRINIC para África, APNIC para Asia-Pacífico, RIPE NCC para Europa)
5. Verisign (corporación privada que opera dos de los trece servidores raíz).
Y una sexta entidad, esta sí gubernamental y de los Estados Unidos, la NTIA (National Telecommunications and Information Administration). Esta entidad está encargada de la gestión de algunos recursos bastante importantes, como la coordinación del sistema de nombres de dominio, entre otras funciones.
Cada uno de estos organismos cumple una función (con menor o mayor grado de acierto) dentro de la gestión de los recursos de Internet. 
El gobierno [de Internet] debe estructurarse de modo tal que el poder esté dividido, no concentrado; que se construyan tensiones por oposición de intereses garantizando que no resultará sencillo para ningún actor hacerse de una cuota de poder mayor a la que le corresponde.
Las estructuras de gobierno de la Internet deben estar sujetas a supervisión y revisión; deben estar abiertas a todos los que se sientan afectados por las cuestiones objeto de gobierno. Deben construirse sobre la comunidad universal de usuarios de la Internet. Y, por supuesto, deben ser responsables ante esa comunidad sin que haya más de un nivel de representación entre los miembros de la comunidad y las personas a quienes se han confiado los poderes de gobierno."
Lo fundamental, en todo caso, es reconocer que ahí donde pareciera "no haber regulación" en realidad hay regulaciones ocurriendo por imperio de la fuerza, muchas veces alejadas de cualquier tipo de control o supervisión pública. El primer paso para revertir esta situación es reconocer las estructuras de poder que operan detrás de "los hilos invisibles" de Internet.

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